2.2. Adaptaciones

Imagen de fondo bajo licencia CReative Commons, fuente: Flickr

Adaptaciones al frío

Muchas de las plantas pueden mantenerse activas entre 0 y 45ºC. Por encima de 45ºC las proteínas vegetales dejan de funcionar y su metabolismo se paraliza. Por debajo de 0ºC el agua se congela y no pueden absorberla ni eliminarla por transpiración.

No obstante, las plantas también han desarrollado estrategias para sobrevivir en estas condiciones extremas de temperatura.

Las adaptaciones al frío pasan por reducir el metabolismo y disminuir la superficie corporal expuesta, por ejemplo, adquiriendo tamaños más pequeños y formas más o menos esféricas.

Adaptaciones al frío. Imágenes bajo licencia Creative Commons (1) autor: Neva Micheva; (2) fuente:Flickr


Muchas plantas suelen perder sus hojas durante el invierno para evitar heladas (plantas caducifolias). Además, su baja actividad metabólica durante este periodo hace que no les compensa mantener las mismas.

Árboles caducifolios. Imágenes bajo licencia Creative Commons (1) autor:Malene Thyssen ; (2) autor: Ferran Turmo

Otras plantas, sobre todo los árboles y arbustos que viven en las zonas de alta montaña aumentan el contenido en sales de los tejidos. De esta forma pueden aguantar hasta temperaturas de -25ºC (las sales hacen disminuir el punto de congelación).

Adaptaciones al calor y aridez

En estos casos las adaptaciones pasan por evitar la desecación. Al ser las hojas las superficies más expuestas, estas "sufren" gran parte de las adaptaciones. Suelen ser pequeñas, con cutículas gruesas y menor densidad de estomas (ya que son los lugares más propicios para la deshidratación al tratarse de poros)

Aparte de protegerse de la desecación a nivel de las hojas, las plantas suelen desarrollar raíces que cubren más extensión de terreno con objeto de captar más agua.

- Climas semiáridos

- Hojas pequeñas que eviten la transpiración excesiva.

- Cutículas y cubiertas protectoras para evitar la deshidratación.

-Presencia de pelos en las hojas. Éstos retienen la humedad creando un microclima que dificulta la deshidratación.

- Desiertos

-Hojas en espinas o agujas para reducir la superficie de transpiración.

-Cutículas aislantes.

-Desarrollan hojas y el tallo que almacenan grandes cantidades de agua. A estas plantas se las denomina crasas o suculentas.

-Al igual que con el frío, para evitar una excesiva insolación las plantas suelen adoptar formas esféricas.

A las plantas adaptadas a la falta de agua se les denomina xerofitas. El ejemplo más típico de xerofitas son los cactus.

Imágenes bajo licencia Creative Commons (1) fuente: ISFTIC ; (2) autor: Martín LaBar


Adaptaciones a la falta de luz

La falta de luz (zonas de penumbra) puede estar producida por una alta densidad arbórea, tal como ocurren en las selvas. Suele coincidir, además, con zonas muy húmedas. En estas circunstancias las plantas:

- Aumentan su superficie foliar para captar mayor cantidad de luz.

-Incrementa su número de estomas y su cutícula suele ser más fina, ya que no hay riesgo de desecación. Con ello favorecen el intercambio gaseoso.

-La concentración de clorofila es mayor con objeto de optimizar al máximo la luz, por lo que sus hojas suelen presentar colores verdes intensos.

-Algunas plantas presentan estructuras de sujeción para trepar y alcanzar la luz (plantas epífitas). Es el caso de las bromelias, algunos musgos y helechos, orquídeas tropicales, etc.

Imágenes bajo licencia Creative Commons (1) autor: Sandra Mora; (2) autor: Jean-Louis Vandevivare


Adaptaciones al suelo

Los vegetales se adaptan a los tipos de suelos en función de sus nutrientes, lo que determina su distribución.

Por ejemplo, las plantas calcófilas están adaptadas a suelos calizos (básicos), las acidófilas a suelos silíceos (ácidos) o las halófilas a suelos salinos.

 

Imágenes bajo licencia Creative Commons (1) Planta halofita,
(2) Pinsapo, árbol característico de suelos básicos, autor: Víctor Cuevas

 

Icono IDevice Para saber más

Cuando llega el otoño hay menos horas de luz y la intensidad es menor.

Por esta razón, algunas plantas cambian los pigmentos fotosintéticos, pasando a enrojecer las hojas. Los pigmentos rojos son capaces de captar la luz débil y de esta forma pueden aumentar el rendimiento fotosintético.

Imagen bajo licencia Creative Commons, fuente: Flickr 


Icono IDevice Curiosidad

Las hojas de los cactus han reducido su superficie hasta convertirse en espinas para minimizar la evaporación. El tallo se ha expandido para acumular agua, y las raíces se extienden bajo superficie para abarcar una mayor superficie de suelo del cual poder tomar el agua.

A pesar de la alta iluminación, la falta de agua y la escasa superficie foliar hace que su tasa fotosintética sea muy baja, por esa razón, su crecimiento es también muy lento.